Baco, Dioniso y Hathor: los tres dioses señores del vino

Dioniso

A través de la historia y de las diferentes culturas el vino ha acostumbrado a gozar de una especial relevancia divina. Su vinculación con la religión y los diferentes dioses se repite. Sin ir más lejos, en el ritual católico de la Eucaristía el vino es transformado a través de la transustanciación (según las creencias de esta religión) en la sangre de Jesús. Pero el aura mística de este caldo se remonta a tiempos aún más lejanos, aquellos en los que los diferentes dioses griegos, romanos o egipcios regían todos los aspectos de las vidas de sus súbditos. En esta ocasión hablaremos de Baco, Dioniso y Hathor.

En el panteón de las deidades grecorromanas y egipcias Zeus, Júpiter y Ra eran los reyes. Sus decisiones adquirían rango de ley y su ira era temida por todos: humanos y dioses. Pero, ejerciendo de adelantados a su tiempo, decidieron que tenían que delegar. El mundo y los diferentes aspectos de la vida eran demasiado bastos e inabarcables para sus fornidos hombros. Por ello, por ejemplo, conocemos a Marte, Ares o Seth; dioses de la guerra en sus respectivas culturas.

Y, entre los otros muchos reinos abstractos y concretos en los que delegar, estaba el que nos concierne: el del vino y las celebraciones. De esta asignación tan jugosa disfrutaron nuestros protagonistas, hablamos de Dioniso, Baco y Hathor.

  • Dioniso, el dios griego del vino:

Según la mitología Dioniso es hijo del gran Zeus, padre de los dioses y de los hombres, y de Sémele una mortal hija del rey de Tebas.  Es el dios de las festividades, el teatro, la danza, el éxtasis, los excesos y el vino. A pesar de que representa el caos y el desorden también fue él el que enseñó a los mortales a cultivar la vid y fabricar vino. Por lo tanto, es probable que gracias a él actualmente podamos disfrutar de nuestro amado Ponte da Boga.

Una de sus peculiaridades es que siempre se le representa portando una copa de vino. Puede que sea este el motivo por el que también suele aparecer rodeado de amplias multitudes.

  • Baco, rey del vino en la Antigua Roma:

A Baco se le puede considerar primo – hermano de Dioniso, ya que los romanos, a medida que conquistaban territorios, anexionaban los dioses locales a sus propios dioses antiguos. Eso sí, rebautizándolos y llevándolos así al terreno propio.

Así surgió la figura de Baco, descendiente de Júpiter y Sémele. Os habréis dado cuenta de que Baco y Dioniso comparten madre, es por esto que los consideramos primos – hermanos. No es lo único en lo que coinciden, para los romanos Baco es el irreverente dios del vino, de la fiesta y del jolgorio. Era tal su fama que se comenta que las fiestas en su honor eran conocidas como bacanales.

Baco no se convirtió en dios de ese brebaje que nos apasiona porque sí. Cuenta la leyenda que en su niñez fue instruido en el arte del cultivo de viñedos por Sileno, dios menor que destacaba por sus excesos con el alcohol.

  • Hathor, la diosa egipcia que controlaba el vino:

Quizá sea la menos conocida de nuestros tres protagonistas, pero lo cierto es que la figura de Hathor tiene una gran importancia en la mitología egipcia. Es conocida principalmente por ser la ‘madre divina que renueva todo lo existente’ y por venir al mundo al mismo tiempo que Ra, el dios sol, que seguro que os suena mucho más.

Pero en las leyendas Hathor también era considerada como diosa de la alegría, la embriaguez, la música, el baile y el vino. Está demostrado que los egipcios atribuyen a Osiris, dios de la agricultura, la invención del vino, pero fue Hathor quien se convirtió en su señora.  Cuentan que su esposo, Orus, le invitó a beber un vino licoroso de color sangre que la hizo caer en un profundo sueño. Así, la humanidad se libró del furor de la diosa y los hombres sobrevivieron pero la danza, la música, la embriaguez y el vino quedaron bajo su control y poder.

En España, en el Museo Vivanco de la Cultura del Vino (La Rioja), se conserva una vasija de cerámica datada entre los años 945 – 715 a.C que era utilizada por los egipcios para beber vino y que lleva grabado el busto de la diosa Hathor.

¿Se os ocurren más relaciones entre vino y dioses?